miércoles, 31 de julio de 2013

Ciudad de naranjos

Llevo casi diez años viviendo en esta ciudad y pensaba que aquella estrofa que cantaba a los naranjos de Asunción, era ya sólo producto de la nostalgia. Pero observar,  un acto tan simple y a veces tan olvidado, sobre todo en las ciudades, me regaló la esperanza de que, tal vez, las tardecitas perfumadas de azahar no están del todo perdidas: tercos como la nostalgia misma, los apepú se resisten a desaparecer.

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