La ciudad nos devora: el tráfico, la prisa, el cansancio, los horarios, un ritmo que no da pausa, una rutina que a veces no nos permite mirar, ver. Sin embargo, algo nos lleva, como tendiendo un puente, a otra ciudad posible.
"Oimene tajy poty pe cerro omopytamba. Oiméne hyakua porä opárupi ka'aguy”…Así canta y cuenta una conocida polca paraguaya, y no se equivoca, pero los lapachos también están aquí: abrazando a la ciudad.
▲Plaza Uruguaya.
▲Como queriendo recordarle que no todo es gris, insolentes (y gratis) las flores de lapachos abrazan a la ciudad.
▼Una serenata de flores invitando a asomarse al balcón.
▼Están aquí, desafiando a la maraña de cables, al cemento, a la polución. Según el “arandú ka’aty”, el estallido rosa de los lapachos es la manera que la naturaleza elige para anunciarnos el final días fríos
3 comentarios:
Bonito reportaje con el elemento común de las flores, la última foto preciosa, como todas. Saludos
Hermoso!
impresionante!!!
Publicar un comentario